Las técnicas de radioterapia han estado mejorando de manera constante durante las últimas décadas. Los tratamientos ahora combaten los cánceres de forma más precisa, y ahora se sabe más sobre la elección de las dosis de radiación más eficaces. Una emisión de radiación con más precisión implica un daño menor a los tejidos sanos de alrededor. Esto a menudo conlleva menos efectos secundarios. Se espera también que estos avances reduzcan el número de cánceres secundarios a la radioterapia. El riesgo general de cánceres radioinducidos habitualmente es bajo y debe sopesarse con los beneficios de los tratamientos con radiación.